Olivia López

Olivia López

Art Director
Related topics: Creativity + Design

Si el mundo se digitaliza, ¿por qué ha vuelto la fotografía analógica?

20 noviembre 2020
2 minutos
Si el mundo se digitaliza, ¿por qué ha vuelto la fotografía analógica?
Cámaras desechables, Fujifilm InstaMax, HUJI cam, VSCO, Instagram Filters de Super8… Qué irónico, ¿no? Tenemos en la palma de nuestra mano lo que todo joven en los 90 hubiera deseado: una cámara de calidad increíble, gratis, instantánea y ligera. Pero que curioso, que en un mundo basado en la innovación, la fotografía se basa cada día más en la nostalgia. Es infinitamente más cara, es más engorrosa, y casi que se hace de rogar. Entonces, ¿por qué está volviendo la fotografía analógica?  

El arte de esperar

En tiempos de inmediatez, la espera brinda emoción. Estamos tan acostumbrados a poder hacer prueba y error, a sacar una foto y ver que hemos salido con los ojos cerrados, sacar mil para elegir con ayuda cuál es la que más nos favorece… que parece que sacamos las fotos sin mirar, sin mimo. El hecho de tener que esperar más de 0.5 segundos para ver una foto hace que te pares a pensar más de 0.5 segundos en cosas como: el encuadre, el fondo, la luz, el efecto que quieras crear, el ángulo… Para crear lo que será una de tus 36 fotos del carrete. Hay un grado de magia y anticipación entre el momento en el que el obturador se cierra y recibes el carrete revelado, que te mantiene expectante. ¿Hace cuánto no te hace sentir así tu iPhone? Fotografía por Olivia López.  

36 de límite

36. Ni una más ni una menos. Esas son las exposiciones que tiene un carrete común de 35mm. ¿Sólo 36? Sí. Claro, no vas a gastar las 36 en ver en cuál sales mejor. O a ver si pillas ese momento justo una y otra vez. Cada exposición trae consigo un poco de esperanza y confianza en que ha salido como crees. Esas 36 exposiciones te hacen pensar realmente qué quieres conservar, cómo quieres aprovechar ese carrete. Una vez empiezas a probar el analógico, 36 fotos te parecen incluso muchísimas. Parece increíble, ¿no? Fotografía por Olivia López.  

El factor error

La era digital nos ha llevado a un perfeccionismo casi insano. Si algo de la foto no nos convence, tenemos Photoshop al alcance de la mano para retocar cualquier detalle. Parte de la magia de la fotografía analógica proviene del error. El riesgo de poder cometer un error en casi cualquier parte del proceso — desde la elección del carrete y su antigüedad, hasta el revelado mismo — brinda una creatividad accidental muy atractiva. Tan atractiva que ahora en ShutterStock hay ‘efecto polvo’ (imitando las motas de polvo que puede tener el escáner de negativos), o los mil filtros de Instagram con ‘burns’ de carrete (producidos cuando se expone parte del carrete a la luz, quemándolo, de ahí el nombre). Tan venerado está el error analógico que esta cuenta de Instagram de más de 200k seguidores dedica absolutamente todo su contenido a las primeras exposiciones de los carretes. Es algo que no está en nuestro control y esa aleatoriedad nos provoca un cierto cosquilleo inexplicable. Fotografía por Olivia López. Las manchas de esta foto se deben a que era la primera vez que disparaba en formato medio (yo solía disparar en 35mm). Al meterme en el cuarto oscuro, me di cuenta que nunca había revelado este formato antes. Así que hice lo que pude en esa oscuridad absoluta y, después de revelarlas, me encontré con estas manchas. Tras entrar un poco en pánico, pude apreciar lo mágico que era que el error me había conducido a esta imagen tan peculiar. Ni esforzándome se me habría ocurrido la foto tal y como salió.

Nostalgia especial

Nunca he visto el sitio al que llevo mis carretes a revelar tan lleno como en septiembre. Adolescentes en grupo, emocionadas esperando la cola infinita con sus Kodak desechables en la mano llenas de recuerdos del verano. Serán fotos que tendrán ya parecidas en sus móviles, que habrán subido a Instagram Stories. Pero estas tienen más valor. Estas las imprimirán y las pondrán en las paredes de sus cuartos junto a postales y dibujos. Estas son la historia de su viaje que aún no han visto y, por tanto, el recuerdo más puro y menos retocado. Fotografía por Olivia López.  

¿Color o blanco y negro?

Los nativos digitales no vivimos la época sin color. Siempre sacamos las fotos como las veíamos nosotros: a color. La fotografía analógica, sabiendo que no hay retoque que valga si respetas la disciplina, te obliga a hacer una importante decisión: ¿color o blanco y negro? Si haces la elección sin pensar, el preseleccionado en los dispositivos que tenemos a mano es el color, es ‘el más fiel a lo que vemos’, no nos perderemos nada. El error es pensar que el blanco y negro es un limitante. Sí, la puesta de sol de tus vacaciones en Ibiza no saldrá con ese lila característico. Es verdad. Sin embargo, es una lente distinta por la que mirar. ¿Qué hay del factor compositivo de la imagen? Buscar simetrías, ángulos arriesgados, texturas apetitosas o miradas furtivas. Vivimos en un mundo en el que el color nos llama tanto la atención que dejamos otras cosas en segundo plano. Un buen carrete en blanco y negro te hace replantear lo que estás mirando, para empezar a dirigir tu mirada (o tu objetivo) hacia otros lugares. Fotografía por Olivia López  

Textura y grano

Una de las razones más importantes por las que fotógrafos amateur y veteranos siguen volviendo al analógico. No es igual. Te pueden intentar contradecir, venderte las numerosas ventajas de una Canon 6D de última generación. Pero nunca será lo mismo. Todas las decisiones tomadas, incluido el carrete que usas, la cámara que escoges, tienen protagonismo y transmiten cosas radicalmente distintas. Contrastemos estas parejas de fotografías. Las de la izquierda se hicieron con un iPhone, las de la derecha una analógica segundos después. Mismo momento, misma luz, mismos sujetos, mismo todo. Y menuda diferencia. Fotografías por Olivia López.  

Aprendamos de nuevo

La gracia de las cámaras analógicas (dependiendo del modelo, claramente) es que muchas son completamente manuales. Esto hace que tengas que volver a pensar en la relación apertura/velocidad de obturación/ISO, el enfoque manual según la apertura… Muchos valores que con la aparición del automático dejamos olvidados o desconocemos del todo. Además, volviendo al tema de los límites, es otro factor en el que reparar a la hora de tomar la foto y asegurarse de que todo está en su sitio y de que saldrá como nos la imaginamos. Es una oportunidad para aprender o re-aprender.

Humanamente

El elemento humano de sacar fotos analógicas implica ver a través del ojo humano, no de una máquina. En un mundo en el que todo se está digitalizando, nos hace falta autenticidad. Como yo, muchos aficionados comparten este amor por los carretes. Veamos ahora cómo y por qué se sigue aplicando hoy en día en distintas industrias. Muchos son los profesionales que, a pesar de los inconvenientes presupuestarios y tecnológicos, eligen el analógico para proyectos de carácter comercial.  

Una película-película

En 2019, el negocio cinematográfico de la compañía Kodak había crecido un 21 por ciento. ¿Quiénes son los responsables? Christopher Nolan, defensor del celuloide, filma Interestellar en IMAX de 70mm y en 35mm, favoreciendo a todos los cines que la proyectaron en cinta con unos días de adelanto sobre los otros. The Hateful Eight, de Tarantino, está rodada también enteramente en 65mm. La última trilogía de Star Wars, El Irlandés, El Faro, Interestellar, Érase una vez en Hollywood, La Favorita, Ad Astra, Historia de un Matrimonio, Mujercitas… todas ellas, entre muchas otras, están rodadas en 35mm. Además, muchos directores toman la decisión de apostar por analógico para determinadas escenas, con el fin de aprovechar todas las ventajas que hemos mencionado previamente. Películas como Spider Man 2, The Dark Knight y Gravity utilizan el analógico en escenas puntuales, efectos especiales o secuencias enteras. Según muchos expertos, el futuro de la industria cinematográfica será un híbrido entre digital y analógico. Frame de Marriage Story.  

Los carretes están de moda

Sobra decir que muchísimas editoriales de moda se siguen sirviendo del analógico. Fotógrafos como Héctor Pozuelo, Harley Weir, Jamie Hawkesworth, Colin Dodgson, Zoe Ghertner eligen el carrete versus el digital para sus trabajos. Héctor Pozuelo comenta en una entrevista que se siente incluso más relajado trabajando en analógico, porque los clientes no pueden ver nada durante la sesión y, por lo tanto, no pueden hacer comentarios que interrumpan el flujo de trabajo. Además del proceso, ¿qué hace que un cliente como Urban Outfitters pueda decantarse por un fotógrafo que tire en analógico? Es ese mundo de grano y desenfoques parciales, de colores de ensueño y accidentes felices. El editor jefe de Purple Magazine, que dedicó su carta del editor en un número de 2016 expresamente a ese tema. Comentaba que la industria de la moda está redescubriendo las posibilidades y la calidad del celuloide. “Es similar a lo que le ha pasado a la música con el resurgir del vinilo”, decía. La fotografía digital es más nítida, más limpia, más práctica… Sí, pero es fría. El carrete te puede llegar a dar menos información, pero es información emocional. Y la emoción, importa. Una hoja de contacto te puede hacer llorar, un archivo de Lightroom abierto… rara vez. Jamie Hawkesworth para Hubert de Givenchy para la revista System (AW2015)  

Pausa publicitaria

Una de las campañas más aclamadas de este año se llama Blurry y es para la joyería Suárez. Acompañando el claim “Porque la memoria no es tan perfecta”, la agencia independiente CHINA cuenta distintas historias de amor con un montaje de escenas preciosas grabadas, nada más ni nada menos, que en 16mm. En una industria castigada por los presupuestos y los feedback de cliente, es difícil que un “capricho” como el analógico sobreviva las miles de PPMs y recortes presupuestarios. Sin embargo, si la intención creativa acompaña al concepto, y si el cliente ayuda (o, más bien, se enamora), a veces ocurren cosas como la campaña de Suárez. Captura de la campaña, director de fotografía: Josep Pardo.   La magia de la fotografía analógica es irremplazable. Cada una de las exposiciones de un carrete traen consigo mil factores responsables de emocionar a quien los tenga enfrente. Por muchos filtros, efectos, Photoshop que exista, lo real y tangible se reconoce a primera vista. Trabajamos en una industria en la que la emoción se utiliza como moneda de cambio. El verdadero challenge para nosotros es intentar casar esta vertiente analógica con la revolución digital de nuestros medios. ¿Encontraremos la manera de digitalizar esta emoción?